Cuando ya sabemos que en fechas próximas se
construirá el macro-proyecto de Eurovegas en terrenos pertenecientes a nuestro
municipio de Alcorcón, por su importancia, trascendencia, y debido a la
proximidad a las viviendas donde se va a construir, merece una mínima
reflexión, por el alcance y la repercusión que va a tener. Se pueden sacar
muchas y variadas conclusiones, en función de la mentalidad, cultura, educación
o pensamiento político o religioso de cada persona, acerca de todo lo que va a
implicar este emporio financiero que se levantará en las inmediaciones de
nuestros domicilios.
No es de menor importancia la trascendencia que
tendrá sobre infraestructuras, movilidad, fluidez en cuanto a desplazamientos,
aumento considerable del tráfico, ya de por sí muy complicado en esta zona,
etc. Sólo pensar en las cifras astronómicas que costará este macroproyecto
puede producir mareos. El alto coste de su ejecución nos obliga a preguntarnos
a qué se debe tanto interés por parte de las altas instancias, no de los
ciudadanos, por concentrar en una zona limitada tanta riqueza, ostentación y
lujo.
No hay duda de que se crearán puestos de trabajo,
debido a la magnitud de la obra, y teniendo en cuenta las altas cifras de paro
que tenemos en estos momentos, así como la ingente cantidad de materiales de
todo tipo que habrá que suministrar para su realización, ese aspecto será
recibido con júbilo y regocijo por parte de ciertos sectores implicados en su
abastecimiento. Pero no sabemos quiénes serán los adjudicatarios de las obras,
ni los altos cargos que ejecutarán el proyecto, ni las personas que en última
instancia decidirán cuál será el diseño definitivo de este ‘paraíso’, ya que la
información que recibe el ciudadano sobre esta obra faraónica es nula. Estoy de
acuerdo con Carlos Díaz cuando dice: “Sin el conocimiento de los hechos y de
las situaciones no hay transparencia crítica. El dermoparticipante bien
informado de lo que se cuece en las distintas esferas está en condiciones de
alertar sobre las posibles corruptelas y corregirlas, pues no basta con
denunciar el mal, hay que anunciar el bien”.
Y en ésas estamos, esperando algún tipo de
información, casi siempre sesgada, de quien manipulará las conciencias de los
ciudadanos para que pensemos como los dirigentes quieren. De momento nos lo van
imponer, nos la van meter encima de las narices, ¿con qué permiso?, me
pregunto. Y no puedo evitar seguir preguntándome: ¿Quiénes han sido los
responsables de decidir cómo, cuándo y dónde se levantará Eurovegas o
Europelas? ¿A qué intereses responden?
Me obligan a pensar que nuestros dirigentes
gobiernan para el pueblo pero sin el pueblo. Aunque, como siempre, se pondrán
la etiqueta de demócratas y se pasearán por delante de las cadenas de televisión
como pavos reales, presumiendo de sus logros. Esta obra faraónica estará junto
a nuestras viviendas sin que a los que vivimos en Alcorcón desde hace mucho
tiempo nos hayan tenido en cuenta ni nos hayan consultado absolutamente nada. Estamos siendo totalmente ninguneados.
Y en esta línea sigo preguntándome: ¿Este macroproyecto beneficiará a los más desfavorecidos? ¿O lo justificarán de tal manera que sólo lo centrarán en los trabajos temporales y de baja calidad que se crearán, aprovechando este momento en que tanto lo necesitamos? ¿O será un culto a la riqueza, a la ostentación para el goce y disfrute de los poderosos en esta zona del Sur, de la que se aprovecharán, y seguirán haciendo de las suyas los del Norte? ¿No será acaso esta obra gigantesca una gran fábrica de hacer dinero para emponzoñar los bolsillos de los señores de cuello blanco de manera insaciable y obscena? ¿O puede ser el gran emporio económico-tramposo reservado cuidadosamente para las clases pudientes, donde tendrán el gran paraíso para celebrar todas las orgías que su imaginación, si es que la tienen, les permita? ¿O será el gran culto al poder, a la riqueza, a la ostentación, al lujo, a la lujuria, al despilfarro y a todos los desenfrenos libertinos y viciosos?
Y en esta línea sigo preguntándome: ¿Este macroproyecto beneficiará a los más desfavorecidos? ¿O lo justificarán de tal manera que sólo lo centrarán en los trabajos temporales y de baja calidad que se crearán, aprovechando este momento en que tanto lo necesitamos? ¿O será un culto a la riqueza, a la ostentación para el goce y disfrute de los poderosos en esta zona del Sur, de la que se aprovecharán, y seguirán haciendo de las suyas los del Norte? ¿No será acaso esta obra gigantesca una gran fábrica de hacer dinero para emponzoñar los bolsillos de los señores de cuello blanco de manera insaciable y obscena? ¿O puede ser el gran emporio económico-tramposo reservado cuidadosamente para las clases pudientes, donde tendrán el gran paraíso para celebrar todas las orgías que su imaginación, si es que la tienen, les permita? ¿O será el gran culto al poder, a la riqueza, a la ostentación, al lujo, a la lujuria, al despilfarro y a todos los desenfrenos libertinos y viciosos?
Pero, eso sí, lo
adornarán todo con buenas palabras, buenas promesas y buenas perspectivas hacia
todos los que estamos afectados por la proximidad a ese ‘paraíso’. ¿No será
este ‘paraíso’ un extraordinario cauce para el blanqueo de dinero que tanto
predomina por todas partes? ¿Quién y cómo nos puede garantizar que no será así?
Aunque las más altas
instancias de cualquier ámbito nos lo dulcificarán de tal manera que nos vamos
a creer todo lo que nos digan, hasta tal punto que pensaremos cuánto de bueno
nos están haciendo.
Pero puestos a pensar, no puedo evitar ciertas
preocupaciones que me rondan la cabeza desde hace algún tiempo.
Me preocupa, y mucho, que esa
millonada que tienen previsto gastar en Eurovegas, Eurovagos, Europelas, o lo
que sea, sobre las mismas 750 hectáreas, no se invierta en impulsar e
incentivar empresas de nuevas tecnologías, capaces de crear riqueza y puestos
de trabajo de calidad y estables, fomentando y promoviendo de esa manera una
economía sostenible y en sintonía con el medio ambiente. De acuerdo con esta
posibilidad, se facilitaría cuantiosos puestos de trabajos a tantos y tantos
jóvenes licenciados que tienen que emigrar a otros países buscando lo que aquí
no tienen, después del costo que ha supuesto para nuestras arcas
proporcionarles esas licenciaturas.
Me preocupa, y mucho,
que no son los gobiernos escogidos por los ciudadanos ni los organismos
oficiales quienes toman realmente las decisiones, sino las grandes empresas
transnacionales que han hinchado las burbujas financieras y, cuando han
estallado, han dejado en paro y sin ahorros a miles de personas. Y estos
grandes monopolios han sido el detonante de la actual crisis del sistema
financiero, que nadie controla y que ha comenzado a tambalearse; por eso se
tolera la estafa y el fraude por todas partes donde se mire.
Me preocupa, y mucho,
que en la actualidad el hecho de especular sea fácil y que no hay nada ni nadie
que le ponga limite. En ninguna de las reuniones del G20, la cumbre de los
países más ricos del mundo, se ha tomado ninguna decisión para frenar la
especulación. ¿Se encuentran entre ellos, por casualidad, los más grandes
especuladores, sinvergüenzas, usureros y tramposos? No tiene sentido que esta
institución sea la encargada de resolver la crisis, cuando estos mismos países
son los que la han provocado. ¿Quién asumirá la responsabilidad por no haber
tomado las medidas oportunas y con ello haber evitado que tantos miles de
jóvenes tengan que emigrar por no tener trabajo en su país? ¿Y de esos miles de
pequeños ahorradores que han visto cómo sus ahorros ‘alguien’ se los ha
evaporado? ¿Y los pequeños empresarios que han tenido que cerrar sus empresas
por falta del dinero que ‘otros’ han robado o se han llevado a paraísos
fiscales? ¿O esas entidades bancarias que están dando cantidades obscenas a sus
directivos en forma de indemnización y sueldo, y al pequeño ahorrador le
‘vuelan’ sus depósitos? ¡Cuántos nombres se podían dar!
Me preocupa, y mucho
que los grandes responsables de la crisis, que son los bancos y cajas de
ahorros, consigan unos beneficios escandalosos. ¿Qué justificación moral tienen
las enormes plusvalías que obtienen? ¿Y la lista de exministros de todos los
países que han hecho el salto a la empresa privada y que han aprovechado los
conocimientos e influencias adquiridas en el cargo público para poder
posteriormente lucrarse? Se tolera y se acepta, demostrando un nivel de
corrupción extraordinario.
Me preocupa, y mucho,
que los especuladores de cuello blanco que mueven millones y billones de
dólares, lo hagan sin que nadie les ponga freno. Y si sabemos que el sistema
financiero es perverso y genera desigualdades e injusticias, ¿por qué nos
conformamos? ¿Por qué no cambiarlo, si no funciona? Tenemos medios, recursos y
capacidades para plantar cara a la crisis y caminar hacia el cambio, ya que es
del todo necesario. Pero con Eurovegas no. Este emporio influirá para que la
distancia entre los ricos y los pobres del planeta sea cada vez mayor. ¿Hasta
dónde podremos seguir?
No nos traerá más
felicidad, ni más economía sostenible ni mayor bienestar, sobre todo para los
más desfavorecidos, y tenemos que aceptar resignadamente todo lo que convenga a
los intereses de los grandes magnates de las finanzas, grandes especuladores
ellos. Y debemos decir que sí, sin protestar ni objetar cosa alguna, en actitud
servil, como en la Edad Media.
Me preocupa, y mucho,
que en otras partes del planeta mueran cada día 60.000 personas por causa del
hambre, muertes que podrían evitarse, mientras aquí hacemos un derroche
obsceno, cruel e inhumano. Todo este desastre se va explicando cuando se
conocen los datos que lo han provocado.
En la reunión que
tuvo lugar en Johannesburgo en 2002 se dio un dato interesante: Si los 6.300
millones de personas que en aquel momento habitaban el planeta tuvieran acceso
a los mismo minerales, harían falta tres planetas como el nuestro para poder subsistir. Estados Unidos consume una gran cantidad de petróleo, porque su
economía se basa en el derroche de recursos; tiene un 4’6% de la población
mundial y gasta el 25% del petróleo mundial. Dispone de reservas en Texas y
Alaska para poder controlar el precio del petróleo y tener la exclusiva, pero
prefiere comprarlo en otros lugares.
De esa manera se
explican, y a la vez no se pueden ocultar, los datos y la miseria que hoy
existen en el mundo. Lo que se intenta ocultar es la relación entre nuestro
bienestar y su miseria. “La sociedad de consumo de los países y las clases
sociales ricas es inseparable de la miseria de los países pobres. Si el 20% más
rico de la humanidad acapara el 80% de los recursos y la riqueza del planeta,
para el 80% de los seres humanos que comparten con nosotros el planeta sólo les
queda un escuálido 20%.” (Antonio Zugasti)
¿Cómo es posible que
con el gasto militar mundial, que es de 1,36 billones de dólares al año, y
siendo el gobierno norteamericano el que más destina (45% del total), su
presidente Obama, que ha apostado por aumentar el gasto militar, haya recibido
el premio Nobel de la Paz?
Y no se comprende
cómo “el Dr. Patarroyo, que ha investigado durante décadas contra la malaria,
uno de los problemas más importantes del mundo, que investigó al margen de las
multinacionales farmacéuticas, decidió conceder la patente de la primera vacuna
a la OMS (Organización Mundial de la Salud), poniendo como condición que se
fabricase a bajo coste. Todos los laboratorios farmacéuticos se le echaron
encima. La OMS decidió rechazar la vacuna para no enfadarlos. El Dr. se
encontró en una situación difícil, no podía trabajar, se quedó sin presupuesto y
sin dinero para pagar el local donde tenía el laboratorio. El propietario del
local era el BBV Argentaria, que lo acabó echando” (Arcadi Oliveres)
Y así se podían
seguir dando datos, todos ellos en esta dirección, teniendo en cuenta que en
los últimos tiempos la casi totalidad de las noticias han estado centradas en
corrupción, mangoneo, tráfico de influencias y robo a manos llenas, cuando a
las clases sociales más bajas nos están breando a impuestos, bajada de salarios
y ahogo social por todas partes.
¿Qué nos está
pasando? ¿Qué está pasando a esta sociedad, donde se da culto al corrupto, al
sinvergüenza, al ladrón, al que vive en la opulencia a costa de pisar cabezas
al prójimo? ¿Dónde quedó el culto al trabajo, a la honestidad, a la coherencia,
en definitiva, a cultivar en la persona la dignidad y la honradez?
Por estas y más
razones Europelas, caramba, me he vuelto a confundir, Eurovegas no nos
interesa, a pesar de los puestos de trabajo que creará a corto plazo. Hay otras
consideraciones que deben ser tenidas en cuenta desde el punto de vista ético y
moral, porque a veces el planteamiento desde una óptica general debe ser que no
siempre ‘todo vale’. Y en este caso la pregunta inmediata sería: ¿y después
qué?
No debemos olvidar
que detener esta crisis también pasa por el cambio de mentalidad, porque, de
una u otra forma, también somos un poco cómplices de todo lo que está
sucediendo, aunque está claro que hay unos responsables y unas víctimas. Pero a
pesar de todo, aún estamos a tiempo, cada uno desde su lugar y su propia
responsabilidad, de cambiar este sistema que no beneficia a las clases más
desfavorecidas sino a los que se enriquecerán de forma obscena a costa de los
más pobres con el dichoso Eurovegas o Europelas de mí alma.
J.A.M.