martes, 21 de diciembre de 2010

Reflexiones sobre La Lotería de Navidad.


Yo era uno de los que también pensaba que este año de crisis del 2010, algo me podía tocar, para así poder arreglar tantas y tantas averías como siempre por desgracia tenemos, tanto nosotros como nuestro entorno.
Pero quiero anticipar un día antes y en plan "Raphel", que no ha sido, ni va a ser así, ya que prácticamente nunca lo es, pues es sumamente difícil, ya que la ley de probabilidades son mínimas en este capítulo de los números y no hay más cera que la que arde.
No he querido hacer estas reflexiones como ya es tradicional ese mismo día después del sorteo, el llamado popularmente el día de la salud. Yo como en el fondo soy un cachondo, me he decidido a hacerlas el día antes, el 21, porque soy totalmente consciente de que esta historia se repetirá y repite siempre y en ella caigo, caemos y seguiremos cayendo un inmenso número de personas, año tras años y siempre lo hacemos de forma simple, pero ilusionados, porque todos buscamos y anhelamos lo mismo, esa pequeña y remota esperanza, pensando que la suerte puede este año visitarnos y porqué no, llegamos a pensar que nos puede tocar algo, ya que a alguien lógicamente le va a tocar y vemos mentalmente como lo van a celebrar, con el clásico champán y enseñando algunos el número de la suerte ante las cámaras de televisión, pegando saltos con enorme ilusión y en esa escena nos vemos, la vivimos y nos marca, porque nosotros también en el fondo la anhelamos.
Necesitamos tener estos sueños y los mantendremos y nos alimentarán hasta el día del sorteo.

Yo en mi caso y como en el fondo soy un vacilón, me había hecho muchas ilusiones, no solamente para mi, sino para todo mi entorno de amistades y familiares había comprado un número lejos de mi residencia habitual Alcorcón, que intenté pasárselo como vulgarmente se dice, por la chepa del Buda de la residencia donde me encontraba disfrutando del puente de Diciembre, pero no pude hacerlo, estaba muy vigilado y no me atreví a cometer tamaño sacrilegio, aunque eso sí, se lo pasé por la mano a la diosa que a sus pies posa, pero ya por ese motivo podré pensar, o pensaré que no me ha tocado.
Pero que vamos a hacerle y como diría el castizo, no pasa na, otro año será, habrá que seguir intentándolo. Y cuando se termine la función después de salir la última bola del bombo, veremos que solamente tenemos lo que tenemos y como no, eso sí llegaremos a la conclusión final y esta será como siempre:
que la salud es lo más importante, la esperanza en este sentido no la perdemos y ojala que no la perdamos nunca.
Un consejo, mirad detenidamente la pedrea, porque algo aquí casi siempre suele caer, aunque no nos solucione ni tan siquiera minimamente todo aquellos deseos que habíamos tenido y seguimos teniendo, pero a lo mejor incluso con un poco de suerte recuperaremos todo aquello que habíamos puesto en juego.
Salud y suerte a todos, aunque al final serán tan solo para muy pocos, pero eso sí, que bien les va a venir y me alegro por ellos.

FELICES FIESTAS.

Pedro García





2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo Pedro, en el fondo eres un gran cachondo, que Dios, o quién sea reparta suerte.
Animo y adelante.
Tu amigo Juan.

Anónimo dijo...

Por fin un articulo alegre y no una noticia que no por mas real nos deprima.
Bueno, bueno, Felices Fiestas, Wasabi